La senegalesa se fue hasta los 27 puntos y 14 rebotes sin descansar ni un minuto
El Portomar Cortegada ha vuelto a demostrar que su progresión en la liga va muy en serio. Ante el Universidad de Oviedo lograron su sexta victoria en ocho jornadas y se han ubicado en la cuarta plaza en solitario, aunque lo más importante es el crecimiento que están experimentando como colectivo.
Y eso que el de ayer no era un día fácil. Todo empezó del revés. Incluso se produjo la rotura de uno de los tableros en las horas previas, lo que obligó a los operarios municipales a instalar uno de repuesto para que se pudiese celebrar el encuentro. A estas vicisitudes había que añadirle el fuerte esguince de tobillo que arrastraba Tabara Samba y que la hizo jugar muy por debajo de su cien por cien, pero lo cierto es que este Portomar Cortegada parece impasible ante las adversidades, sobre todo cuando se centra en su baloncesto.
Sin embargo costó cierto tiempo tomarle la medida al rival. Durante la primera parte, las ovetenses se encontraron demasiado a gusto. El control del partido era suyo amparado por el desacierto en el lanzamiento exterior de las locales, solo compensado por su facilidad para el rebote ofensivo. En esa faceta merece mención aparte el extraordinario trabajo de Mame Sy. Hasta 17 capturas llevaron su firma aderezados con 27 puntos.
A la llegada del ecuador todo estaba por decidir. El marcador reflejaba una tímida victoria visitante (26-27) hasta que todo comenzó a cambiar a partir de un tercer cuarto muy completo por parte de las de Rubén Domínguez. El juego comenzó a fluir y la gran mayoría de las veinte asistencias repartidas llegaron durante esa fase en que el conjunto astur comenzó a desfragmentarse ante la solidez defensiva local. Se habían acabado los caminos al aro al mismo tiempo que las ventajas de las vilagarcianas se iban ampliando muy por encima de la decena.
El último periodo no hizo peligrar el triunfo local en un intercambio de canastas en el que salió beneficiado.
Faro de Vigo