La humedad en un pabellón de Fontecarmoa aún a media luz forzó al equipo a suspender otro amistoso, mientras sigue sin cerrar su plantel a 10 días de la Liga
Todos los estamentos de la Agrupación Deportiva Cortegada se han mentalizado este verano de que los tiempos de vino y rosas son cosa del pasado, y que la temporada a punto de arrancar se aventura sin lugar a la duda como la más complicada en la historia reciente del club no ya a nivel económico, sino también y quizás sobre todo deportivo. Con un cinturón presupuestario al que le falta metraje para tanto agujero, el Portomar Cortegada comenzará la Liga Femenina 2 2013/14 con el hándicap añadido de su accidentada pretemporada. Larga quizás como pocas en la categoría, con el grueso del equipo iniciando el trabajo a comienzos de agosto, pero lejos de avanzar con el firme y los pertrechos deseables en cualquier proyecto semiprofesional. En unos casos por factores externos, en otros, por la propia política de gestión decidida por los rectores del club. La suspensión obligada en la noche de ayer del partido de preparación previsto en Vilagarcía con el Celta es la última piedra en el camino del conjunto dirigido por Rubén Domínguez, a falta solo ya de 10 días para el debut liguero. El motivo, la reaparición de los problemas crónicos de humedad del pabellón de Fontecarmoa, coincidiendo con la avería en la mitad del sistema de iluminación del mismo, detectada el pasado sábado y ayer aún sin reparar.
Pocos tests
Ya son dos los partidos de preparación suspendidos. Seis eran los encuentros programados por el cuerpo técnico del Portomar para afinar la puesta a punto de la profundamente renovada y joven plantilla vilagarciana. De los cinco que deberían haberse disputado a estas alturas, solo se han jugado tres. Los dos de la fase de clasificación de Copa Galicia, con victoria inaugural sobre el Ensino, 68-62, y humillante derrota ante el Universidad de Ferrol, 88-41, y el amistoso en Fontecarmoa del pasado sábado, con triunfo del Palma, equipo del otro grupo de la LF2, por 57-68. El 3 de octubre un problema en la cancha del Arxil motivó la suspensión de la visita del Portomar, que ayer anuló su choque nocturno con el Celta por la humedad en Fontecarmoa. «Por la mañana hablé con Carlos Colinas, y me dijo que cuando vio todo lo que estaba lloviendo y la humedad que había, ya pensó que iba a ser muy difícil poder jugar en Vilagarcía», apuntaba ayer Rubén Domínguez «Acordamos suspender el partido, y hablar el fin de semana para ver si lo podemos jugar a mediados de la próxima». El técnico del Portomar, que se encontró con que el partido tampoco podía disputarse en Vigo aún queriendo, explica que cuando sus pupilas llegaron al pabellón a las 11 de la mañana optó por transformar el entrenamiento previsto por una sesión de tiro para evitar lesiones ante la humedad en la pista. En la sesión de noche seguían los problemas, incluído el de la caída de la mitad del sistema de iluminación, que seguía esperando la intervención de la Fundación de Deportes. Esta es la segunda vez esta pretemporada que el Portomar sufre los recurrentes problemas de humedad de Fontecarmoa. Rubén, y por su silencio ayer, también el club, optan por la resignación. «O cambian el pabellón, o no creo que el Concello tenga muchas posibilidades de arreglar el problema», opina.
La estrella fugaz
El breve regreso de Sara Gómez. Ni entraba en sus planes, ni nadie en el Cortegada aguardaba que el regreso de la escolta vilagarciana fuese a durar. Si acaso, sí sorprendió quizás que Sara, la mayor factura en la historia de la cantera del club, recuperara tan pronto, en pleno mes de octubre, su hueco en la Liga Femenina con las plantillas prácticamente cerradas y dándose por hecho el mercado navideño como vía de retorno a la élite. El 4 de octubre Sara dejó un hueco sin posibilidad de rellenado, y al grueso del joven plantel arousano sin un referente que le ayudase a acelerar su crecimiento.
Una plantilla incompleta
La pívot que no da llegado. Tras el fichaje de la alero valenciana Laura Aliaga club y cuerpo técnico del Cortegada apostaron por estirar los tiempos para intentar afinar y abaratar la contratación del segundo y último refuerzo. Pero la pívot sigue sin llegar a 10 días del inicio de Liga, y eso «está suponiendo una dificultad», confiesa Domínguez. Y mientras, el técnico ha tenido que echar mano de una base, Alejandra Carballa, y una escolta, Salomé, para ir dando descanso en los partidos a una sobre expuesta Andrea Ríos.
Fuente: La Voz de Galicia
Foto: M.Míser