Lo vivido el sábado por la tarde en el pabellón de Magisterio de Pontevedra ha sido lamentable y vergonzoso. Ante la ausencia de árbitros pitó el encuentro D. Lino Vázquez, del cuerpo técnico y directivo del Arxil. Su actuación ha
sido más que discutible teniendo en cuenta la cantidad de infracciones cometidas tales como pasos, dobles y faltas que quedaron sin sancionar. Además, a medida que avanzaba el partido, y las niñas del Arxil se iban acercando en el marcador, la ausencia de arbitraje se hizo patente, lo que terminó perjudicando al Cortegada, cuyas jugadoras sufrieron faltas no pitadas en un escenario que más se asemejaba a una batalla campal que a un partido de baloncesto donde lo que se busca es formar a las jugadoras y enseñarles lo que se puede y lo que no se puede hacer. A todo ello se suma que las infracciones que pudieran cometer las niñas del Cortegada no fueron equiparables en absoluto a las que cometieron las jugadoras del Arxil, perjudicándonos enormemente en el resultado final. Además, la consecuencia de no pitar en concreto las faltas, pone en riesgo la seguridad de las niñas, tanto de uno como de otro equipo, algo que no debe permitirse. Siento rabia e impotencia por lo sucedido y experimentado por las niñas, quienes, desgraciadamente, han aprendido que la injusticia también forma parte de este deporte. Y no se trata de saber ganar o perder, pues si de algo sabe este grupo es de admitir la derrota con dignidad, sabiendo que lo importante es divertirse y pelear hasta el final. Estoy orgullosa de ser la entrenadora de unas niñas que han demostrado valentía y entereza ante la que les ha caído encima. Lo que debemos aprender de todo esto es que situaciones así con niñas de 8 y 9 años no deben permitirse, pues se trata de formar jugadoras en el deporte del baloncesto y en los valores que ello conlleva, tales como ilusión, esfuerzo y respeto en un marco de diversión pero a la vez justo, ecuánime y de sana competición, algo de lo que debemos encargarnos tanto el cuerpo técnico como la federación o delegación correspondiente, pues para ganar no vale todo. Sin pretender crear polémica, pero sucesos como estos no pueden caer en el olvido, y ante ellos es obligatorio dar la cara, por el bien de las niñas.