Partido que se presumía emocionante entre peques de la misma ciudad, con dos estilos y filosofías bien diferenciadas. La nuestra, que es la que aquí nos ocupa y preocupa, es primar los valores, el rendimiento, el esfuerzo, por encima del resultado. No es nuestro objetivo ganar o perder por encima de la cohesión, la participación, la cooperación y la generosidad o el respeto. Cada acción afortunada o errada va acompañada de un gesto de ánimo, confianza y refuerzo positivo, pues para llegar a realizar la toma de decisiones correcta, debemos equivocarnos y animar a ello, ya que ese es el camino del aprendizaje. Queremos educar niñas-personas-jugadoras (y en este orden) humildes en la victoria y valientes en la derrota y para eso ELLAS DEBEN SER LAS PROTAGONISTAS. Los adultos debemos tener “sentidiño”, transmitir calma y seguridad con una sonrisa, por el contrario no debemos dar gritos, desinhibirnos y perder la compostura o el respeto hacia los demás, pues en todo momento hay ojos de personitas que siempre están atentas (aunque no lo parezca) y asimilarán erróneamente que esas actitudes reprobables son las que deben adoptar. Debe ser una prioridad incuestionable primar y garantizar la diversión en un deporte de niñas de 9 y 10 años!!! Por favor, dejémoslas ser niñas y no convirtamos un juego que les encanta en algo que les provoque frustración o sufrimiento porque no cumplen con las expectativas que nosotros, los adultos, les imponemos. Yo, Mar Lemiña Lemus, en pleno uso de mis facultades mentales ( si es que eso es posible) y orgullosísima entrenadora de este grupo genial de peques, seguiré intentando anteponer siempre las necesidades de las niñas a mis propios intereses.