El precedente más duro se remonta a diciembre de 1998, un 76-37 en la cancha del Banco Simeón, hoy Celta Selmark. La realidad del Portomar obliga a pensar que no será el último gran varapalo
Tres años lleva la afición de la Agrupación Deportiva Cortegada oyendo de su directiva que al equipo le toca vivir una temporada de transición. Las dos primeras resultaron verdades a medias, con las plantillas manejadas por Pepe Vázquez rindiendo por encima de su aparente aunque ya de por sí notable potencial para clasificarse para sendas fases de ascenso – la segunda tras conquistar el título de Liga pero sin poder jugar la final a ocho por la deuda del club-. El trecho del dicho al hecho ha acabado sin embargo desapareciendo. Y sí, este año toca campaña de transición. Y de sufrimiento. Una etapa que parece dirigir al primer equipo femenino vilagarciano hacia la clase media, cuando no media-baja de la Liga Femenina 2.
La soberana paliza encajada el pasado sábado por el conjunto dirigido por Rubén Domínguez en la cancha del poderoso y líder Universitario de Ferrol, 96-45, lleva a pensar en ello. Sobre todo porque con anterioridad el cuadro arousano ya había recibido un serio correctivo a manos de otro de los grandes del Grupo 1 de la LF2, el Al-Qázeres, 64-39.
Un dato resulta esclarecedor. El 96-45 es, con diferencia, la derrota más abultada en la historia de la Agrupación Deportiva Cortegada desde que su debut en Liga Femenina en la temporada 1998/99. Hasta entonces hay que remontarse para observar la diferencia en contra más escandalosa sufrida por el cuadro vilagarciano hasta el sábado. Concretamente, al 13 de diciembre de 1998, cuando el novato Cortegada marchó de la cancha del Banco Simeón (Celta) con un 76-37 en su mochila pétrea. Un menos 39 que solo estuvo a punto de verse superado en Liga (Femenina) en el 86-48 recibido por el entonces Extrugasa a manos del gigante Perfumerías Avenida en la última campaña arousana en la máxima categoría, el 5 de marzo del 2011. En Ferrol las de Domínguez se vieron más que dobladas en el electrónico, de modo que solo la diferencia de puntuación entre ambos equipos, 51 puntos, habría bastado al anfitrión del Cortegada para superar a un equipo incapaz de anotar más de 45 puntos.
Con su plantilla al completo desde hace dos semanas tras el fichaje de la joven torre senegalesa Mame Coumba, el entrenador del Portomar tiene ya todas las piezas para intentar armar un equipo al que más allá de su potencial técnico y su escasez de experiencia, le está faltando por el momento ese espíritu guerrero que el Cortegada había convertido en su santo y seña, y motivo de respeto y temor en toda España.
Fuente: La Voz de Galicia