Alejandra Carballa y Salomé, una base y una escolta, son las soluciones de Rubén Domínguez ante la falta de pívots en el plantel
Le pasó al predecesor de Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa la anterior legislatura cuando le tocó volver a gobernar en minoría. José Luis Rodríguez Zapatero echó mano de lo que dio en llamar la geometría variable para sacar adelante cada ley o proposición de su Gobierno, pactando en cada caso y materia con el grupo parlamentario que con más facilidad le permitiese alcanzar la cifra mágica de los 176 escaños que marcan la mayoría absoluta en la Cámara Baja española.
Ni Rubén Domínguez maneja un Ejecutivo, ni tiene que lidiar con la dificultad de salir airoso de un hemiciclo sin control total. Pero el técnico de Portomar Cortegada tiene este año la difícil misión de cuadrar el proyecto deportivo más modesto de cuantos se han diseñado en el seno del club vilagarciano en mucho tiempo. Con un plantel corto y deficitario en jugadoras con los centímetros y los kilogramos necesarios para hacer de la pintura su hábitat natural. Y la geometría variable es su solución.
El déficit se ve agrandado por la tardanza en la llegada del último fichaje programado en las oficinas de la calle Castelao de Vilagarcía, y que no es otro que la cinco titular que formará pareja interior con Andrea Ríos.
Así las cosas, el pasado sábado Rubén Domínguez reunió a la alicantina Aliaga y a Ríos en el dúo de pívots frente al Ensino. Hasta que la carga de faltas y la lógica necesidad de dosificar efectivos obligó a echar mano de las rotaciones. Y entonces el preparador posó su mirada sobre Alejandra Carballa y Salomé. La segunda base y la llamada a ejercer de primera rotación exterior del equipo con Sara de escolta y Aliaga de alero titulares. Durante varios minutos tuvieron que defenderse en la pintura, «y nos funcionó la solución», con 68-62 final, apuntaba ayer satisfecho Rubén. «Alejandra y Salomé no lo han visto como una dificultad, sino como una oportunidad de jugar más minutos».
Los planes del técnico pasan por profundizar en esta adaptación para, una vez hecho el último fichaje, «que puedan jugar más minutos en sus puestos naturales, pero manteniéndolas como un recurso interior que usaremos en función de las ventajas que nos puedan dar en base al rival que tengamos delante».
Fuente: La Voz de Galicia