El cadete consigue un ansiado ascenso a la Primera Autonómica
El Cortegada ha vuelto a recuperar su lugar de referencia dentro del baloncesto femenino gallego de formación. La temporada 2013/14 volverá a contar con representación vilagarciana en las primeras divisiones autonómicas tras el brillante ascenso logrado por el Portomar Cortegada en la fase previa de la categoría cadete. El pabellón del IES Miguel Ángel González fue el escenario de la gesta en un fin de semana que quedará grabado para siempre en la memoria de sus jugadoras. El resultado es fruto de la apuesta del club por la formación.
El Portomar Cortegada está de enhorabuena. El ascenso de su equipo cadete a la primera división autonómica se ha convertido en la guinda a un trabajo de formación que vuelve a ser el espejo donde se miran la gran mayoría de clubes gallegos.
El paciente trabajo ha vuelto a dar sus frutos y el club vilagarciano pretende conseguir situar a sus equipos en la línea de salida hacia los títulos gallegos en las categorías infantil, cadete y junior. Un mérito que elimina de raíz la posibilidad de atribuir el éxito a una generación dorada y sí concede el valor a una adecuada y capacitada dirección del trabajo en lo que se refiere a la hora de manejar y guiar la gran actitud de las jóvenes jugadoras.
La fase de ascenso en categoría cadete se convirtió en una avalancha de buen baloncesto por parte del grupo dirigido por Nacho Rebollo con Mar Doval, Montse Gilabert y Juan Carlos Alfonsín como colaboradores. Ni siquiera el hecho de tener que disputar dos partidos el mismo día pudo controlar la incontinencia de juego del Portomar Cortegada.
El primer rival fue el Pabellón de Ourense, pero su resistencia pronto se rindió a la evidencia de la superioridad local. El pabellón carrilexo volvió a rezumar la mística de años no muy lejanos. Aquellos en los que el club vilagarciano lograba títulos autonómicos y clasificaciones para Campeonatos de España.
Todo invita a volver a pensar en grandes logros en años no demasiado lejanos y el 69-15 con el que desbordaron a las ourensanas fue un paso más en el camino que espera.
Superado el primer escollo, el Portomar Cortegada ya solo tenía la mente puesta en el partido de la tarde.
Había pocas horas para la recuperación y enfrente estaría un Baiona que no había tenido que jugar la eliminatoria de la mañana por el azar del calendario. Era el último escollo, el definitivo. El último paso para conseguir un ascenso que supondría que una generación pudiese codearse toda la temporada para asomar la cabeza en la pelea por el cielo autonómico.
No pesó la responsabilidad, primó la ilusión y el innegable talento para convertir la tarde en una fiesta bidireccional entre la grada y la cancha. Si bien lo habían hecho por la mañana, mejor todavía fue el sabor del juego desplegado horas después. 89-27 fueron los guarismos que proyectaron al Portomar Cortegada hacia la primera división gallega cadete. Un ejercicio de superioridad sin discusión previo a una fiesta que podría no ser la última de la temporada.
Era el fruto de un trabajo que no deja lugar a la improvisación. El de un grupo de jugadoras que pudo comprobar que el baloncesto coral y de valores que pregonan sus entrenadores no está reñido con las grandes victorias. El cambiar el yo por el nosotras requiere de un proceso que ha sido recortado en sus plazos por el gran interés puesto por unas niñas que encuentran en el baloncesto el caldo de cultivo ideal para proyectar sus ilusiones y desarrollarse tanto deportiva como humanamente.
Nuria Chorén, Sofía Mallo, Lorena Castro, Anabel Díaz, Alba Gómez, Sara González, Camila Duarte, Claudia Garrigós, Raquel Mera, Aless Apariz y Laura Vázquez. Once campeonas que llevarán el nombre del Portomar Cortegada y de Vilagarcía por toda Galicia al igual que sus compañeras infantil y junior.
Todo un orgullo para una entidad que demuestra con resultados su capacidad para gestionar el talento de sus jugadoras. Sin estridencias ni protagonismos otorgados. Con la perseverancia y la capacidad como argumentos. Una apuesta que vuelve a demostrarse como más que acertada.
El club quiere convertirse en un referente del trabajo con la cantera y lo está consiguiendo. Con el ascenso del equipo cadete a la primera liga gallega, el Portomar cuenta con los tres equipos de base, de donde saldrán las futuras jugadoras del primer conjunto, en las divisiones más altas de las categorías inferiores, un éxito que pronto empezará a dar sus frutos. Alguno ya ha ofrecido, como es la presencia de un considerable número de jugadoras en el primer equipo del Portomar en las últimas temporadas, y sobre todo, en la próxima, donde el club ha decidido mirar en su interior para formar la plantilla.
Fuente: D.D. Faro de Vigo