Escolta y Base suman a su amistad la presencia en el cinco ideal de la semana en la LF2. La conexión de la pareja dentro y fuera de la cancha se acaba de volver a plasmar en una hazaña como tumbar al líder invicto
Anoten: 48 puntos, 13 rebotes y 56 de valoración. Estos son los números que el pasado sábado reunieron Sara Gómez y su amiga Montse Gilabert. Dos jugadoras que llevan años y años demostrando
su valía, pocas veces reflejada como en el partido en el que, a golpe de vara maestra, sacaron al Cortegada de la depresión de un 1-7 en el casillero de victorias y derrotas capitaneándolo en un viaje hacia ese estado de omnipotencia mental que se alcanza al doblegar a un líder invicto tras ocho jornadas de campeonato como el Al-Qázeres. Una labor que les ha valido a Sara y Montse su inclusión en el quinteto ideal de la novena jornada de la Liga Femenina 2, encabezado por la pívot del León Victoria Dunlap y completado por las jugadoras del Ensino Raquel Asensio y del Ciudad de Los Adelantados Tyonna Outland.
«Era un resultado que necesitaba el equipo. Estábamos trabajando bien, pero no salían las victorias. Y el sábado hicimos un partido muy serio», resaltaba ayer la base catalana. «Hicimos todas un gran trabajo», dice la escolta vilagarciana, consiguiendo un resultado que multiplica su valor en tanto «nos permite ver que podemos ganarle a cualquiera» justo cuando al Cortegada le toca enlazar cuatro compromisos con sus rivales de la zona baja de la clasificación. «Creo que podemos acabar el año muy bien», sentencia Sara.
Sin presión, y con un plan
«Ni antes éramos tan malas, ni ahora tan buenas», comenta Montse, para quien la clave de pasar de perder tantos partidos por la mínima a hacer doblar la rodilla al líder fue que «el acierto nos animó. Cogimos una ventaja y supimos defenderla. Y contra un equipo de más nivel juegas más cómoda». A lo que se le añadió que «al faltarnos Mame teníamos un plan, y se fue cumpliendo punto por punto». Eso, y acompaña Sara, que «íbamos sin presión».
Las dos coinciden en resaltar el valor del resultado para el equipo por encima de su actuación y su reconocimiento personal. Porque eso es lo que son. Sin trampa ni cartón. Jugadoras de equipo para el equipo, que la temporada pasada se repartieron el primer y el segundo puesto en la clasificación de asistentes de la LF2. Piezas de un engranaje en el que, sin embargo, ejercen esa doble función física y metafísica que ningún otro órgano puede suplir. La del corazón del Cortegada, conectado por una amistad que ambas iniciaron recién llegada Montse en su primera experiencia en Vilagarcía, cuando Sara empezaba a asomar, todavía júnior, en la primera plantilla en calidad de la mejor canterana que ha forjado el trabajo de formación del Cortegada.
Dos tímidas que celebran un ascenso con una pizza y se profesan admiración
«Es una victoria importante. Sobre todo para las más jóvenes. Un triunfo que les hace ver que sí se puede», resalta Montse en su análisis del sábado. Lo dice una jugadora que resulta un faro para las más jóvenes del Cortegada. Un papel que lleva dos campañas ejerciendo junto a Sara. Con ella, señala esta última, comparte un carácter similar: «Somos muy afines. Tranquilas. Tímidas. Y Montse es muy buena gente. Se hace querer mucho, y te da todo. Y como jugadora, un ejemplo. Por su trabajo y saber estar. En la cancha es experiencia».
La base no se queda a la zaga al hablar de su amiga: «Sara es una niña con un corazón enorme, que mira por los demás. Y como jugadora, generosa, marca diferencias; clave en defensa, y en ataque hace de todo». Dos sencillas almas gemelas que guardan como recuerdo más querido la pizza con la que celebraron en su habitación el ascenso a LF del 2006 en Rivas.
La Voz de Galicia